Revista teatros

 Antonio C. Guijosa es uno de los mejores directores de escena de la actualidad y una de las voces más interesantes de nuestro teatro. Fundador, junto con la guionista y dramaturga Verónica Fernández, y director de Serena Producciones, su mirada certera ha quedado ya en el recuerdo con aplaudidos trabajos como “Iphigenia en Vallecas” o “Contra la democracia”. En enero, además, pone en escena en el Fernán Gómez su texto “Solo un metro de distancia”.

La primera, básica, ¿qué es “Tito Andrónico”, cómo definiría esta obra y en qué llagas mete el dedo, a qué nos enfrenta?

Bueno, Tito Andrónico es una función bárbara, podríamos decir que en varias acepciones. Encierra -para mí- dos partes bastante diferenciadas: por un lado tenemos una tragedia de gran profundidad, como lo son todas las de Shakespeare. En ella el héroe es Tito Andrónico, que en virtud de la lealtad y de cumplir con lo que las leyes dictan toma dos decisiones que le llevarán a la desgracia. Es la tragedia de quien sigue las normas, del fiel, del buen vasallo (especialmente cuando tiene mal señor). Algo de lo que en España sabemos mucho ya desde el Cid.

Por otro lado, tenemos una obra de venganza, de doble venganza. La de Tamora sobre Tito en primer lugar y después la de Tito sobre Tamora.

Y todo articulado sobre una peripecia vertiginosa de intrigas políticas y ajustes de cuentas, altos ideales y bajas pasiones. Combina con asombrosa facilidad pasajes elevados con una trama llena de acción.

Nos enfrenta a nuestra pulsión de violencia, a la que pensamos que tiene justificación, a la que obtiene resultados deseables y a la que es un desastre en todos los aspectos. Nos coloca también frente a la dicotomía entre lealtad y rebelión de una manera muy interesante, puesto que ambas opciones en la función tienen resultados indeseados.

Dice que esta es una obra atravesada de violencia y terriblemente humana. ¿Por qué?

Primero porque la violencia es terriblemente humana. Y no sólo la violencia, que es algo que podemos encontrar en más especies y elementos de la naturaleza, también la crueldad y el sadismo.

Pero además esta función tiene la habilidad de hacernos cercana, entendible, esa carga de violencia. La violencia es la manera en la que los personajes de esta obra manifiestan sus ansias y frustraciones, pero lo que moviliza esa violencia es reconocible, incluso cercano. Ésa es la gran virtud de este texto.

¿Cómo es, grosso modo, el Shakespeare que firma esta obra y cómo es la versión que ha hecho Nando López de este texto?

En este Shakespeare se adivinan ya muchos de los grandes temas e incluso personajes en los que luego profundizará. El ansia de poder, la relación del individuo con ese poder, la venganza, la locura (real o fingida), la utilización de los demás en beneficio propio, el enfrentamiento violento y quiénes lo pagan…

Dicen que Shakespeare quería escribir un éxito. Es su primera tragedia. Y tal vez por eso le dio tanta acción y tantísimos acontecimientos. Desde luego, consiguió que fuera un éxito, y a día de hoy mantiene unos mimbres que la convierten en una obra de muchísimo interés.

La versión de Nando es magnífica. Mantiene toda la acción, resalta el vuelo poético que tienen muchas de sus partes –personalmente disfruto muchísimo en este sentido del tercer acto– y la dota de un ritmo fenomenal. Hace lo que yo creo que debíamos hacer: facilitar que Shakespeare nos llegue de manera que con nuestra sensibilidad actual lo disfrutemos al máximo.

Además, ha introducido pequeñas variaciones (pero sustanciales) en los dos papeles femeninos, dándoles más recorrido y profundidad. Un auténtico lujo.

Háblenos un poquito de la mirada de Antonio C. Guijosa sobre “Tito Andrónico”. ¿Qué ha querido hacer, cuáles son las líneas maestras de su puesta en escena?

Lo más importante es el tratamiento de la violencia. Es la función de Shakespeare en que se dan más muertes, y tal vez por eso otros aspectos del texto han sido menos mencionados. Para mí la violencia que ejercen estos personajes es sólo la manera en que intentan resolver sus problemas, y ahí encuentro una temática interesante. ¿Por qué utilizan la violencia? ¿No tienen otros medios? ¿Qué ventajas obtienen al utilizarla? Las posibles respuestas son inquietantes, y creo que ahí es donde debemos mirar. Podría ser que la violencia sea una forma fácil, o más rápida. También puede ser que al ser violentos obtengamos alguna satisfacción extra. Además, da seguridad: ya en la Grecia clásica se eliminaba a los hijos de los enemigos. ¿Por crueldad? Seguramente a veces también. Pero primero porque eso daba la garantía de que no crecerían y buscarían venganza. El enemigo derrotado era un enemigo derrotado definitivamente.

Denostamos y rechazamos la violencia, y eso es bueno. Pero eso no quiere decir que no sintamos el impulso, ni que no vivamos en un mundo violento.

Me interesa enfrentar las ideas preconcebidas con su aplicación en situaciones concretas. Rechazamos la violencia, y sin embargo recuerdo cómo en el estreno en Mérida de la obra, buena parte del público aplaudió y se regocijó con una de las muertes de la segunda parte. Hay otro momento en la función que me interesa muchísimo: el intento de la familia por acoger a una víctima (no revelo quién por si hay gente que no conoce la función) y cómo hay una reacción puramente física, visceral, que hace que se aparte. El personaje quiere ser cariñoso con el otro, pero su propio cuerpo –en contra de sus ideas y de sus deseos– le obliga a una reacción que genera aún más dolor.

Explorar estas contradicciones, mirar a rincones oscuros en nosotras, es algo que procuro hacer en todos mis trabajos, y creo que Tito Andrónico propone lugares fascinantes para esa búsqueda.

¿Por qué no debemos perder la oportunidad de disfrutar de este montaje en los Teatros del Canal?

Primero, porque la reunión que se celebra en un teatro es más importante en estos momentos que nunca.

Segundo, porque es una gran función: un texto magnífico interpretado por un reparto que le pone tripas y corazón. Consiguen que todos esos acontecimientos vertiginosos sean humanos, que los entiendas, los disfrutes y los padezcas. Tiene además personajes maravillosos, tiene pasajes de gran belleza, momentos de horror y momentos de humor. Es una función muy entretenida, se pasa volando, y el trabajo de la compañía es excepcional.

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