Publicado el 01 de Junio de 2021
Entrevista a Helena Tornero por A nosotros nos daba igual
Obra: A nosotros nos daba igual - Naves del Español
“Es bastante sobrecogedor y triste observar ese momento de pérdida de inocencia de un niño que, de repente, aprende de forma cruel que existe el racismo en el mundo”
A veces no sirve de nada haber nacido, crecido y vivido toda una vida en España cuando la perspectiva del racismo anula tu único y verdadero origen por el color de tu piel. Es el caso de los cinco personajes que componen esta estimulante pieza que muestra sus forzados viajes ‘de retorno’ al lugar de origen de sus padres: Guinea Ecua-torial, Cabo Verde, China, R. Dominicana y Marruecos. Charlamos con la brillante autora de este estreno dirigido por Ricard Soler y protagonizado por Nacho Almeida, María Ramos, Neus Ballbé, Junyi Sun y Beatriz Mbula para descubrir este recorrido por la memoria y el exilio. Por ANA VILLA. Foto: JESÚS UGALDE
¿Qué gran tema presenta esta obra?
Habla de la identidad de los ciudadanos españoles cuyos padres tienen otros orígenes y de las dificultades que tienen a la hora de ser reconocidos plenamente como ‘de aquí’. Han nacido y crecido aquí, pero demasiado a menudo se les sigue considerando ‘de allí’, como si no fuesen ciudadanos de pleno derecho. Eso conlleva todo tipo de obstáculos y dificultades que les lleva a cuestionarse continuamente su identidad.
¿Qué historias vertebran esta trama?
Es una historia fragmentada a partir del viaje de cinco personajes al país de origen de sus padres. Cada uno de los viajes ofrecerá muchos matices que van desde las vivencias cotidianas, las situaciones dramáticas, momentos de comedia, de crítica, de ironía, de fragilidad. Estos personajes se acercan al espectador para compartir con él sus alegrías, sus decepciones, sus frustraciones, sus descubrimientos… la historia de las pequeñas cosas, la poesía de lo cotidiano, la excepcionalidad de la existencia humana.
Para usted, los momentos más potentes de la función se producen...
Creo que cada historia tiene muchos momentos de gran potencial dramático, ya sea desde lo cómico como desde lo trágico, pero destacaría ese en el que Juana relata uno de los muchos incidentes racistas que tuvo que sufrir por parte de sus compañeros de colegio, cuando Nacho tiene una pesadilla que acaba de darle el impulso que necesitaba para tomar la decisión de viajar hasta Cabo Verde, cuando Zaida se da cuenta de la hostilidad que sufrió su tío a raíz de unos atentados terroristas, el momento en el que el primo de Alma le relata la huida de sus padres y cuando Hai y su padre discuten sobre su futuro.
¿Y esa frase del texto que, seguramente, sobrecogerá al espectador?
La frase “a nosotros nos daba igual”, que da título a la obra, habla de un momento muy concreto en la vida de los personajes: el día en el que supieron que había padres que no querían traer a sus hijos a su escuela porque había niños (ellos) que ‘no eran de aquí’. Creo que es bastante sobrecogedor y triste para el espectador observar ese momento de pérdida de inocencia de un niño, que de repente aprende de forma cruel que existe el racismo en el mundo. También, de alguna manera, vemos cómo el racismo no es algo innato y natural, sino algo que se enseña y, por lo tanto, se puede desaprender también.
¿Cómo le surgió esta creación, por qué decidió hacer una dramaturgia que habla de la inmigración?
Precisamente me interesaba hacer una dramaturgia que no hablara de la inmigración, sino de esta otra problemática, que es mucho más compleja. Hay muchos ciudadanos españoles que son tratados como si fuesen inmigrantes, pero no lo son. No han inmigrado, no han venido de ningún lugar lejano: nacieron aquí, se educaron aquí, escucharon la misma música que nosotros y vieron los mismos programas de televisión. En cambio, nuestra mirada sesgada, que tiende a clasificar a las personas según su físico, su cultura o sus apellidos, se resiste a reconocer su identidad. En realidad, “A nosotros nos daba igual” habla de la identidad, un tema tan actual como complejo.
¿Qué puede aportar el teatro como plataforma para esta problemática?
El teatro es una herramienta que, precisamente, puede ayudar a ver que el mundo en el que vivimos es complejo. Hace visible lo invisible, lo abstracto, a través de la convención y del lenguaje metafórico. Esta dramaturgia juega también con algunos textos clásicos del Siglo de Oro que muestran, de alguna manera, los obstáculos que tienen que confrontar los actores racializados, a menudo encasillados en el papel del inmigrante, en vez de poder aspirar a interpretar papeles protagonistas sin que ello se vea limitado por su físico ‘exótico’ o el color de su piel.