Revista teatros

Lo último del siempre aplaudido Pablo Remón –dramaturgo, guionista y director, Premio Nacional de Literatura Dramática y artífice de éxitos como “El tratamiento”, “Los mariachis’, “La abducción de Luis Guzmán”, “40 años de paz”...– es una comedia donde solo cuatro actores viajan por decenas de personajes, espacios y tiempos. Una sátira sobre el mundo del teatro y del audiovisual, a la vez que una reflexión sobre el éxito, el fracaso y los papeles que encarnamos, en la ficción y fuera de ella. Charlamos con sus protagonistas, un elenco de altísimos vuelos.  Por VANESSA RAMIRO  Fotos LUZ SORIA

La segunda acepción de farsante y farsanta dice: “Actor de teatro, especialmente de comedias”. ¿Un actor, una actriz se siente un farsante, una farsanta?

Javier: Hay palabras bellísimas que definen esta profesión. Sin duda, farsante es una de ellas. También varias de las acepciones tienen un doble sentido que suele ser peyorativo o lo ha sido a lo largo del tiempo. La profesión de actor ha sido eternamente mirada con lupa y juzgada. Palabras como farsante, comediante, cómico, histrión se han utilizado a menudo para menospreciar.

Bárbara: Claro que somos farsantes, pero unos farsantes que creen profundamente lo que farsean. Es la ambivalencia intrínseca de este oficio tan marciano que es la actuación.

Francesco: Esta acepción de la palabra farsante, “Actor de teatro, especialmente de comedias”, me representa bastante bien.

Nuria: Actuar es jugar y cada día es diferente. Y actuando te sientes de muchas maneras diferentes. Es repetir, mecanizar y... sintiendo o no hacer de otros.

Varios compañeros de profesión han dicho sentir el síndrome del impostor. ¿Un oficio como este, la fama, el éxito-fracaso, el estar continuamente entrando y saliendo de muy diferentes personajes puede hacer tambalear a una persona?

Bárbara: Es que como se juega en ese territorio tan ambiguo, en esa frontera entre lo real y lo ficcional y se pone el cuerpo y el alma a funcionar en torno a ello, si no estás un poco centra-a, a veces perderse es fácil. Lo de la fama, el reconocimiento, el fracaso y demás es otro tema. Hoy muy presente, ¿no? Todo el mundo parece querer ser rico y famoso, como si eso dotara de algo único e intocable. Es muy loco.

Javier: Yo no creo que tenga que ver mucho con entrar y salir de personajes, sino con la fragilidad de la profesión en sí. La itinerancia, la incertidumbre, la sensibilidad de cada uno. Ahora, el síndrome del impostor, que no solo se da en nuestra profesión, tiene una gran presencia.

Nuria: Yo pienso que hay que intentar trabajar la estructura y nuestro propio espacio, al margen de nuestra profesión. Eso en la nuestra y en cualquiera otra.

Francesco: Es un oficio en el que hay épocas de más trabajo y otras de menos. Pero creo que esto es algo que de una manera u otra afecta a todas las profesiones hoy en día.

Hablamos de esto porque Pablo Remón los ha reunido en el Teatro Valle-Inclán en torno a “Los farsantes”.

Bárbara: La obra sigue a dos personajes, un director y una actriz. Están en momentos muy diferentes de la vida. Uno en aparente éxito y ella en plena pelea por hacerse un hueco. Comparten, sin embargo, un grado alto de frustración con respecto su oficio. La obra abre preguntas en torno a por qué nos dedicamos a lo que nos dedicamos, cómo nos contamos a nosotros mismos, qué idea tenemos de lo que queremos ser y por qué, qué significa que te vaya bien en eso a lo que te dedicas, por qué las profesio-nes artísticas nos atrapan y demandan de nosotros tanto, por qué lo atraviesan todo.

Francesco: “Los farsantes” es una comedia en la que conviven dos historias que avanzan en paralelo, la de una actriz y la de un director de cine. Ambos están conectados por la figura del padre de ella.

Nuria: Es una historia de viaje hacia la liberación de Ana. Llena de poesía, de imágenes y personas que aparecen para acompañarla en ese viaje.

Javier: Esta obra habla de la búsqueda de uno mismo. Del lugar en el mundo que ocupamos todos. De la pérdida de la inocencia. De madurar. De todo lo que hacemos para seguir engañándonos y sobrevivir.

Pablo Remón habla de ella como una sátira sobre el mundo del teatro y del audiovisual. ¿Tanto hay que ‘criticar’?

Francesco: Son dos mundos cercanos, pero completamente diferentes. A mí me gustan los dos por igual y mi experiencia en ambos siempre ha sido estimulante.

Nuria: Más que criticar, observar y transitar por cada situación en la que te pone esta profesión nuestra. Ser objetivo y también valiente.

Javier: El teatro lleva exponiendo al mundo desde sus inicios. Es un espejo, deformante o no, de nuestra forma de ser y sentir. No importa qué aspectos en particular. Todos nos vemos reflejados en el. Es el poder del Teatro.

Bárbara: Es un mundo que da para el humor, para la sátira, pero lo hacemos con empatía, con la compasión de los que sabemos cómo es por dentro de verdad. Sin la distancia del prejuicio. Es un ecosistema en el que conviven las vanidades, el compromiso, la fe, la cabezonería, la inocencia, el absurdo muchas veces.

Al final esto es una comedia donde cuatro actores viajan por decenas de personajes, espacios y tiempos. Tremendo reto... ¿Nos cuentan algo de sus personajes o de alguno de ellos?

Bárbara: Yo interpreto solo a uno, Ana, una actriz que está buscando su sitio en la industria, que se está buscando a sí misma también y que no acaba de encontrar nada a lo que agarrarse. La acompañamos por varios momentos de ese viaje, trabajos, compañeros, familia, que nos ayudan a entenderla mejor.

Francesco: Yo interpreto a muchos personajes: varios narradores que acompañan, modifican y comentan la acción, Álex Ávila, un productor de cine, el padre de un niño... En realidad siento que todos los personajes de la obra están ahí para acompañar la acción de Ana, de alguna manera forman parte de su sueño.

Nuria: Hago de muchos seres humanos diferentes que tienen que aparecer para contar instantes de la vida de Ana y de la vida en general.

Javier: La función es una delicia para los cuatro. Durante los ensayos han surgido situaciones emocionantes y muy graciosas. Todo parte de un autor sensible, atento al alma humana. Todos los personajes son reconocibles y muy cercanos. El juego que propone Pablo es muy atractivo para los actores. Es el juego constante. El juego serio. El juego de la vida para sobrevivir. El juego que todos nos inventamos para ser.

“Los farsantes” tiene un estilo, un tono y una forma particular, sello de Pablo Remón. ¿Cómo es trabajar con él?

Javier: Conocí a Pablo como autor del texto de los dos episodios que dirigí para la serie “VengaJuan” y entendí la insistencia del creador de la serie, Diego San José, para que Pablo escribiera y estuviera en la serie. Tuve todo el tiempo con él para ver que se trataba de alguien con un universo tan particular como especial.

Francesco: Pablo es uno de los directores y dramaturgos más interesantes actualmente. Hemos trabajado juntos muchas veces. Sus obras me hablan y me conmueven de una forma muy especial. Su manera de trabajar en los ensayos me fascina y me coloca en un lugar interesante como actor.

Bárbara: Es la segunda vez que trabajo con él después de “El tratamiento”. Pablo es un entusiasta, un hombre inteligente, que se divierte en la sala de ensayo, que se lo goza. Para mí eso es muy importante. Me da confianza para probar y me ha dado dos oportunidades muy bonitas para salir a mundos más luminosos y cómicos de los que estoy acostumbrada.

Nuria: Pablo es orgánico y estar con él trabajando es así también. Sus palabras, su texto me transmiten mucho y como director en el proceso suma mucho.

Es un gusto volver a ver a Javier Cámara sobre las tablas. Sucede con menos frecuencia de lo que nos gustaría.

Javier: Me lancé a este proyecto sin haber leído el texto. Como mis tres compañeras. Es el estilo de Pablo. Su propuesta de juego, sueño, realidad o misterio lo lleva hasta el final. Quería volver al teatro después de mucho tiempo y me pareció un equipo de gente brillante. Mis tres compañeros son sublimes. No se puede soñar mejores ojos donde mirarse.

Bárbara, Francesco y Nuria vuelven al escenario con más asiduidad...

Bárbara: Yo lo vivo como una parte fundamental de mi trabajo. No me imagino no haciendo teatro. Cada cierto tiempo me lo pide el cuerpo, lo necesito. La tranquilidad de la sala de ensayos, lo artesano, lo cotidiano, el tiempo para entender, para probar, para encontrarte con otros, la dimensión más humana que tiene, lo loco de ponerse frente a cientos de personas cada noche a contarles una historia. Esa exposición es muy fuerte.

Francesco: Supongo que tiene que ver con sentir el teatro como refugio. En estos tiempos me parece fundamental tener un lugar al que volver, un sitio en el que sentirse protegido.

Nuria: A mí me gusta actuar y de la misma forma en audiovisual que en teatro, igual. El teatro es aquí y ahora y eso es irrepetible. Eso es lo que lo hace tan maravilloso y tan difícil.

¿En qué más andan? Otros proyectos que puedan contarse...

Javier: Estreno para Movistar la primera temporada de la serie “RAPA” este mayo y nos embarcaremos en la segunda temporada de la serie este mes de agosto en Ferrol. Y... ¡¡¡saldremos de gira con “Los Farsantes”!!!

Francesco: En junio se estrena la última película de Jonás Trueba, “Tenéis que venir a verla” y estoy muy contento con lo que hemos hecho. Para el otoño tengo la gira de “Los Farsantes” y algún proyecto de cine y televisión que estamos terminando de cerrar.

Nuria: Ahora centrada en “Los Farsantes” y con proyectos para el próximo año.

Bárbara: Tengo pendiente de estreno el Agua de Elena Lopez Rierar, que se exhibirá en Cannes en Mayo y Los renglones torcidos de dios que se estrenará en otoño. Por otro lado ruedo en verano una película preciosa de la que todavía no puedo hablar y en el otoño una serie que dirigirá Clara Roquet.

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