Publicado el 29 de Noviembre de 2019
Entrevista a Joaquín de Luz por El cascanueces
Obra: El Cascanueces
Hay que tener presencia y permanencia en los medios. Hay que entrar y mi trabajo es encontrar la puerta
Aunque su camino comenzó en la escuela y la compañía de Víctor Ullate y sus pasos le han llevado desde el Ballet de Pennsylvania hasta el American Ballet Theater de Nueva York y el New York City Ballet, entre otros, para Joaquín de Luz la CND, para la que ha bailado como artista invitado, “es muy especial”. Tras más de dos décadas fuera de España, este destacadísimo bailarín de danza clásica, coreógrafo, director artístico y docente regresa a casa “con muchísimas ganas” para ponerse al frente de esta formación. Su primera parada, el Teatro de la Zarzuela y una pieza de su predecesor en el cargo, José Carlos Martínez, la mágica “El Cascanueces”. Por V. R. Retrato ALBA MURIEL
¿Qué significa la Compañía Nacional de Danza para Joaquín de Luz?
A nivel personal es muy especial. Siempre me ha hecho ilusión ver a la compañía y cuando José Carlos me invitó a estrenar su “Don Quijote” aquí fue un momento muy importante para mí. Ahora dirigirla es un gran reto y lo afronto con fuerza. Es el altavoz del talento dancístico en nuestro país.
Tras más de dos décadas fuera de España, ¿tenía ganas de regresar?
Muchísimas, aunque no esté muy de moda decirlo, me siento muy español.
¿Cómo se ve la danza española desde la distancia?
Desde fuera se ve y se aprecia el talento que tenemos. Nos abren los brazos, cosa que no pasa dentro. Es un despropósito y cuanto más pasan los días más me doy cuenta. Las estadísticas son devastadoras y el desnivel entre el talento y el apoyo es muy grande.
¿Por qué un bailarín brillante, coreógrafo, director artístico, docente, siente la necesidad de querer dirigir la CND?
La verdad es que alguno que otro me ha dicho que estaba loco (risas). Vine porque siento el deber y la responsabilidad de marcar una diferencia para que la compañía y la danza en nuestro país se acerquen al nivel que se debe y el talento que sale de las escuelas no esté obligado a irse.
¿Cómo se enfrenta a esta etapa?
Llevo cargando las pilas de ilusión, conocimiento y mucha fuerza los 23 años que llevo fuera. La gente está muy dispuesta y tengo un gran equipo que me permite concentrarme más en lo artístico. Son unos genios y nos permiten ir hacia la misma dirección como una verdadera compañía.
¿Con qué CND se ha encontrado?
Todas las direcciones anteriores han aportado algo único y me gustaría incluir lo bueno de ellas. He de destacar que fue bajo la dirección de Nacho Duato cuando la CND logró proyección internacional además de marcar una identidad fuerte. Me encuentro una compañía bastante versátil y con muchas ganas de evolucionar.
¿Y con qué CND sueña usted?
Sueño con que tengamos una compañía que me hubiera hecho quedarme. Debemos mejorar... y mucho. Con trabajo y tiempo conseguiremos estar más cerca de una gran compañía a nivel mundial, mejorar nuestra calidad artística, atraer coreógrafos y reforzar nuestro sello único. Pero lo que más hace falta, y es inaudito que no tengamos, es un teatro. Es fundamental para el desarrollo de mi proyecto y el crecimiento de la compañía.
¿Y cuáles son las líneas maestras de su plan director?
Rigor y unidad. Pretendo ofrecer algo que sea innegable para dar más repercusión a la danza. Traer la danza más cerca de nuestra sociedad, que no se vea tan elitista. Hay que tener presencia y permanencia en los medios. No puede ser que haya cabida para telebasura y no para programas culturales. Hay que entrar y mi trabajo es encontrar la puerta.
Su bautismo, por así decir, al frente de la CND en Madrid será en el Teatro de la Zarzuela con “El Cascanueces”.
Esta pieza es una gran tradición familiar. Atrae a familias enteras y eso al final es parte de nuestro futuro público. En EE.UU. hay 120 versiones de esta obra. En el New York City Ballet hacíamos 60 funciones al año y la recaudación era más del 50 por ciento de los ingresos del año. ¡Es como un show de Broadway! Si tuviéramos teatro, se podría consolidar el hacer “Cascanueces” todos los años para crear tradición.
¿Cómo es la música de Tchaikovsky?
Una partitura llena de magia que te transporta a ese salón familiar navideño o a ese bosque de las nieves o al mundo de los dulces.
¿Qué tiene de especial la pieza de José Carlos Martínez, qué nos diría?
Es una buena representación del clásico donde se ve claramente la exposición a diferentes estilos que tuvo en su carrera.
¿Por qué no debemos perdérnosla?
¿Qué mejor plan familiar para pasar una tarde de invierno que en un mundo mágico?