Revista teatros

 Una exitosa escritora entrada en años y en carnes viene a Madrid a dictar una conferencia. Su discurso versará sobre la vida de los animales. ¿Qué ocurre cuando una mujer, una erudita, decide darle la espalda a la humanidad y recuperar la animalidad perdida? Bajo la dirección de Pepa Gamboa, charlamos con la protagonista y la autora de este fascinante monólogo creado a partir de la obra “Elizabeth Costello” de J.M. Coetzee. Por ANY POP.

¿Qué plantea esta obra, de qué manera, y qué historia desarrolla?

Nathalie Seseña: Es una reflexión sobre la vida de los animales y nuestra relación con ellos.

Lola Blasco: En la obra de teatro, Elizabeth Costello viene a Madrid a hablar de los derechos de los animales, de sus vidas, de sus muertes, en definitiva, de su memoria. Bajo esa excusa se hace un repaso por algunas de las cuestiones que este personaje plantea a través de las diferentes novelas del escritor sudafricano, pero también de algunas cuestiones que me interesan a mí como mujer, como escritora, como ser humano y como animal.

¿Cómo es Elisabeth Costello, el gran personaje que protagoniza este monólogo?

Nathalie: Es una escritora de éxito muy conocida por sus novelas que viene a dar una conferencia sobre la vida de los animales y sus derechos. Además, es el alterego de Coetzee, Premio Nobel de Literatura y gran defensor de los derechos de los animales. A través de Elisabeth pone en boca toda su reflexión y cuestionamiento sobre la relación que tiene el hombre con los animales, desde que el tiempo es tiempo.

Lola: Elizabeth Costello es un personaje ficticio creado por Coetzee que siempre me ha fascinado porque, como todo buen personaje, es contradictorio. Ella cuenta con un gran sentido de la moral, pero a veces puede caer en la tiranía. Es un personaje que entiende lo atractiva que puede resultar la violencia y también el mal.

¿En qué basa Coetzee su concepto de pensamiento de los animales?

Lola: Él plantea cómo el hombre ha puesto en el centro su sistema de pensamiento. No el hombre en general: el hombre blanco occidental. Un sistema de pensamiento que se basa en la razón por encima de todo. Y como todos sabemos, en nombre de la razón se han cometido las mayores atrocidades. Lo que plantea esta obra es la posibilidad de ampliar la mirada. Ahora, tras la pandemia, en mitad de una guerra mundial y con el cambio climático azotándonos, quizás deberíamos pensar que hemos sobrevalorado nuestra inteligencia.

Uno de los momentos más potentes de la pieza:

Lola: Se narra una anécdota de Camus, una que quedó grabada en el escritor y pensador cuando aún era joven y vivía en Argelia. Por aquel entonces fue testigo de cómo su madre degollaba a una gallina y los gritos de la criatura se le quedaron grabados tan fuertemente en su cabeza que, en 1959, ya en Francia, escribió un apasionado texto contra la guillotina y consiguió que se aboliera la pena capital. Eso me hace pensar que todos los seres, hasta el más diminuto, tienen una función en este mundo. Ahora que se empieza a hablar de los derechos de los animales en nuestro país, creo que es el momento de hacerse estas reflexiones.

Nathalie: ¡Yo soy una gran defensora de los derechos de los animales! Y pienso que el texto de Coetzee con la adaptación que ha hecho Lola Blasco es una reflexión que me conmueve profundamente, así que no podría elegir ningún momento en concreto.

En suma de todo, ¿por qué recomienda este estreno a los amantes del teatro?

Lola: Recomendaría esta obra a todos aquellos que, efectivamente, amen el buen teatro y quieran reflexionar sobre el pasado y el presente con vistas al futuro. Tras la pandemia, muchos hemos quedado anestesiados. Pero no es tiempo para abandonar, porque es mucho lo que tenemos que perder. Ahora que resuenan los ecos de aquello que ya creíamos superado, es el momento de seguir transmitiendo mensajes como los que propone esta obra, transmitir a los que vienen la memoria de los que ya no están.

Nathalie: Yo os invito a compartir este viaje porque seguro que no os dejará indiferentes o, al menos, ¡eso espero!