Publicado el 30 de Abril de 2018
Entrevista a Silvia Marsó por 24 horas en la vida de una mujer
Obra: 24 horas en la vida de una mujer
La obra entera es un crisol de emociones: todas las que puede vivir un ser humano a lo largo de su vida
“El destino puede poner tu vida en juego a una sola partida. Mover ficha es lo único que te queda para ganar… o perder”. Como si de una tirada a la ruleta se tratara, la obra de Stefan Zweig juega con las emociones y la adrenalina del espectador. Por su parte, el elenco artístico formado por la también productora Silvia Marsó, Felipe Ansola y los alternantes para el mismo papel Germán Torres y Gonzalo Trujillo se ha dejado embelesar por una potentísima adaptación del director Ignacio García, dando como resultado la ovación unánime de crítica y público. Tras su –prorrogada– temporada inaugural en La Abadía y una gira nacional, “24 horas…” regresa a Madrid. Charlamos con los protagonistas.
¿Qué nos trae “24 horas en la vida de una mujer”?
SILVIA MARSÓ: Un espectáculo donde Ignacio García, nuestro director, ha logrado fusionar de una forma armónica y elegante todas las disciplinas artísticas: música, canto, danza, interpretación, literatura, plástica.
¿Quiénes y cómo son sus roles?
SILVIA: La Señora C es una aristócrata que, en el momento más doloroso de su vida, se ve abocada a una situación inesperada que la obligará a enfrentarse a todos los convencionalismos morales, descubriendo, por primera vez, el verdadero sentido de la libertad.
FELIPE ANSOLA: Yo interpreto a el Joven, un ludópata aristócrata de origen polaco que se encuentra en una constante lucha interna. Una lucha entre su lado oscuro y su lado más amable y angelical, entre otras cosas.
GERMÁN TORRES: Mi personaje se llama Hombre y es el confidente al que la Señora C le cuenta su gran secreto. Pero es también la mirada de Zweig, la tentación, el demiurgo, el croupier. El bien y el mal. Un eco de la vieja Europa.
GONZALO TRUJILLO: El Hombre es una alegoría de la conciencia que provoca a la Señora C para contar su historia y, a la vez, se desdobla en otros personajes que aparecen en ella.
Uno de los momentos más bellos e impactantes de la función:
FELIPE: ¡Difícil elección! La obra esta llena de momentazos, pero destacaría ese en el que se desata la pasión entre mi personaje y la Señora C, escenificado a través de un delicado y sensual baile, una especie de tango, acompañado de una música y unas luces que atrapan al espectador.
GONZALO: Y, mientras sucede ese momentazo, mi personaje les incita a dejarse llevar por el deseo.
GERMÁN: El momento en que la pareja de enamorados está rezando en una iglesia ortodoxa y aparece Hombre ferozmente, como una imagen del diablo, ganando la batalla contra Dios. Allí se tuerce el destino de el Joven.
SILVIA: La obra entera es un crisol de emociones, todas las que puede vivir un ser humano a lo largo de su vida. Y ella las vive condensadas en 24 horas.
¿Cómo es trabajar con Silvia Marsó y qué les está aportando personal y profesionalmente?
GONZALO: ¡¡Silvia es una bestia parda!! Es entusiasta, generosa, perfeccionista, incansable… Estoy aprendiendo mucho de ella y de este montaje.
GERMÁN: Es una compañera admirable. Ha levantado este proyecto sola, lo ha peleado y ha reunido al mejor equipo. Su compromiso por este oficio es único.
FELIPE: Es una compañera excelente y generosa. Ha sido todo muy fácil y ha habido una conexión genial desde el principio.
En suma, ¿por qué grandes motivos recomiendan al público madrileño acudir a este nuevo estreno?
SILVIA: Por el placer de escuchar a nuestra orquesta de cámara dirigida por Josep Ferré, por descubrir a Felipe Ansola, un actor con una sensibilidad extraordinaria, o a German Torres y Gonzalo Trujillo, que han creado un mismo personaje de forma distinta y enriquecedora. Es un lujo compartir escena con ellos.
GONZALO: Porque es un viaje vertiginoso y delicado, un montaje muy distinto a los que se pueden ver en la cartelera teatral. Y porque habla de la libertad individual y el derecho a ser feliz.