Revista teatros

Estrenan en Avilés el año pasado, entran en septiembre en Madrid, gira y de vuelta a Madrid. ¿Qué tal? ¿Cómo afrontan esta segunda vez?

Con muchas ganas la verdad, porque en el estreno en Avilés tuvimos muy buenas sensaciones y luego la gira todo este año ha sido maravillosa. Así que volvemos con muchísimas ganas.

Para los que no la hayan visto aún, recuérdennos qué es “Bajo terapia”, cómo definirían esta obra?

Es una locura maravillosa. Tres parejas que de pronto se encuentran que tienen que hacer una terapia de grupo entre ellas y la psicóloga no está pero les ha dejado unos sobres con instrucciones. A partir de ahí se lía muy parda (risas).

De momento al margen de su relación de pareja, háblenos de su personaje. ¿Quién es, cómo es, qué hace?

Daniel es contable, tiene 40 años, está casado con Laura. Es un tipo que está pasado de vueltas, como que ya parece que la vida no le puede ofrecer nada más y tampoco es que él haya buscado muchas emociones ni nada por el estilo. Con su mujer y con sus hijos ni es feliz ni es infeliz, simplemente se deja llevar por la vida. Eso sí, tiene una especie de toma y daca con su mujer porque llevan veinte años juntos, pero es un tipo que no tiene ningún tipo de expectativas sobre la vida.

Una frase de su personaje… 

Lo primero que se me viene a la cabeza es “Cariño, no me hables así”.

En las antípodas de la pareja ‘reciente’ están Fele y Melanie, que llevan veinte años juntos. Imagino que la situación es bien distinta…

Es la típica relación de pareja que no se ha regado como la plantita. Siempre dicen que las relaciones son como una planta y hay que regarlas día a día, pues a nosotros se nos secó hace tiempo. Somos una pareja que prácticamente conviven juntos, se soportan, tienen hijos en común, pero se conocen desde el instituto y están ya como pasados de rosca.

Para usted, ¿cuáles son los pilares sobre los que se tiene que asentar una relación?

Yo creo que uno muy importante para mí es el humor.

La obra lleva firma argentina. Allí lo de la psicología es casi patrimonio nacional. ¿Aquí cada vez más o nos seguimos resistiendo? ¿Alguna vez ha ido a terapia?

Yo he ido al psicólogo. Es como el que le duele una muela y va al dentista, esto iguañ. Si tienes algún problema o necesitas gestionar algo que no sabes muy bien cómo gestionarlo, mejor ir a un psicólogo, hacer terapia. Es maravilloso.

Además de firma argentina, el director es Daniel Veronese. ¿Cómo es trabajar con él? ¿Qué les ha pedido? ¿Cómo fueron los ensayos?

La verdad es que ha sido como algo muy novedoso para mí porque cuando uno va a trabajar lo normal es que uno note que el director le dirige, pero aquí en este caso en concreto no da la sensación de que te están dirigiendo, sino que te están dando mucho margen, mucho margen y la sensación que tienes es que tú estás construyendo el personaje y hay alguien detrás que te está ayudando, te está como acompañando. Ha sido un proceso muy interesante, además fue muy divertido y la verdad es que nos quedamos con un poco de ganas de más. Estuvimos poco tiempo, muy bien aprovechado, pero podíamos haber estado ensayando unos meses y hubieran salido cosas y cosas y cosas.

Después de tanto tiempo de gira y de éxito, ¿qué está siendo lo más bonito de este viaje, qué será eso que recordará siempre?

Yo creo que a mis compañeros.

¿Por qué tenemos que ir a ver “Bajo terapia”?

Porque es necesario. Es justo y necesario. Dejémoslo ahí, pero en mayúsculas.

Al margen de este trabajo, ¿qué otras cosas tienen entre manos?

Que puedan contarse, pocas. Hay un par de cosillas por ahí, pero…