Publicado el 30 de Abril de 2015
María Luisa Merlo
Obra: Cosas de papá y mamá
Me ha costado mucho aguantar la convivencia con los maridos adorándoles... ¡me hubiera gustado que vivieran en otra ciudad! (risas)
¿Qué es “Cosas de papá y mamá”?
¡Es una reposición, pero arreglada! Yo la vi de pequeña dos veces, con dos equipos de actores buenísimos, y siempre quise hacerla, curiosamente. Decía: ¡cuando sea mayor, la haré! (risas).
¡Sueño cumplido! Y ¿qué sucede en esta función?
Sucede el amor entre dos personas mayores con la oposición total de los jóvenes, de sus hijos. Vemos cómo dos personas que están enfermas y que se conocen en un médico porque les duele todo de la soledad y del aburrimiento que tienen, al enamorarse se les marcha todo. ¡El desenlace es muy divertido!
Háblennos de sus personajes...
Me llamo Elena y es uno de los personajes más divertidos que he hecho en mi vida. Es una mujer listísima pero claro, con la educación de un coronel.
¿Qué sentimientos se transmiten en este espectáculo?
Mucha ternura por esos dos viejecitos, ¡que hoy en día no lo serían, porque son gente de sesenta y tantos años...! Pero se enamoran como niños y eso produce una ternura inmensa, ver cómo luchan por su amor y contra los hijos que, curiosamente, están más anticuados que ellos. Todo ocurre en los años 70, ¡ojo!
¿Qué se van a llevar a casa los espectadores?
Moraleja: cómo es lo de las enfermedades inexistentes cuando uno está solo y triste. El mayor mensaje de la función es ése, cómo es el no tener ilusión por nada a partir de una edad y, cuando llega la ilusión, cómo se te marchan todos los dolores. Y el derecho que tiene la gente mayor a enamorarse en un país y en una década en los que, los mayores, no tenían derecho más que a arrinconarse. ¡Hoy en día, no…! (risas). Hoy vas a los bailes y ves a la gente mayor bailando y pasándolo bomba, afortunadamente.
La obra subraya la importancia del cariño y la compañía a cualquier edad. ¿Está esto entre los pilares de sus vidas?
En mi caso, curiosamente, siempre he estado en pareja y ahora llevo muchos años que ¡bueno...! Ni lo descarto ni lo pienso, pero yo he sido toda mi vida muy solitaria, ¿eh?, me ha costado mucho aguantar la convivencia con los maridos adorándoles... ¡me hubiera gustado que vivieran en otra ciudad! (risas), como pasó con mi marido Michael Kenton, el inglés. Vamos, que si no me vuelvo a casar con un extranjero... ¡no creo que vuelva a querer una relación! (risas). La convivencia cuesta mucho... Yo soy hija única, me he criado entre camerinos, entre cajas, soy de una tercera generación de actores en una época en la que éramos afortunadamente marginales de una sociedad muy estrecha. Y yo no veía eso en mi familia, yo solo veía gente liberal y maravillosa. ¡Yo he tenido una vida estupenda!