Revista teatros

 Él, actor, director, guionista, forma parte de una de las sagas con más renombre de la interpretación de nuestro país. A ella la hemos visto crecer, ¡y de qué manera!, en la pequeña pantalla hasta convertirse en la actriz sólida que es hoy. Al amparo del director Luis Luque, Fernando Guillén Cuervo –“Balada triste de trompeta”, “El Caso, crónica de sucesos”, “El diario de Adán y Eva”, “Vilaj”, etc.– y Natalia Sánchez –“Los Serrano”, “Clara y Elena”, “Ninette y un señor de Murcia”, “Amantes”, etc.– se enfrentan ahora a una de las piezas más controvertidas de David Mamet. Un auténtico duelo interpretativo que arranca con una estudiante universitaria que llega al despacho de su profesor a pedir que le suban la nota de una asignatura... 

John, un profesor a punto de ser ascendido, debe hacer frente a la acusación por acoso sexual de una de sus alumnas. Esta es la premisa, pero no va a ser todo tan fácil ni tan plano, ¿no? ¿Qué se esconde tras “Oleanna”?

Yo creo que la premisa es incluso más fácil porque en principio es una alumna que va al despacho de su profesor a que le suba la nota porque cree que ha sido injustamente suspendida y a partir de ahí se desarrollan unas situaciones que llevan a la denuncia del acoso sexual. Creo que nos pone un poco entre la espada y la pared porque nos hace posicionarnos con un personaje o con otro, no siempre nos posicionamos con el que creeríamos que nos posicionaríamos o con el que nos gustaría posicionarnos… así que yo creo que nos pone entre la espada y la pared porque nos obliga a posicionarnos. La obra Luis la ha dirigido como muy imparcial para que sea el público quien tome la decisión.

Si el público reacciona como en el estreno de la obra, podemos ver agrias discusiones defendiendo a uno u otro personaje. ¿Es posible hacerlo si realmente no sabemos qué ha pasado?

Es lo bonito de esta obra, que es el subconsciente el que se posiciona, aunque tú con la razón te quieras posicionar en otro lado, inconscientemente a medida que pasa la obra te vas posicionando con uno o con otro y al final tú decides si ambos tienen razón, si defiendes a los dos, si te decantas por uno… (risas).

¿El espectador se va a ir a casa sin una respuesta clara?

La gente sí que se va con una respuesta clara y esa respuesta clara puede estar en la ambigüedad también, pero cada uno toma partido.

“Oleanna” es, dicen, una de las obras más crípticas e influyentes de la segunda mitad del siglo XX. ¿Por qué?

Creo que como bien dice Luis Luque pone la bomba a punto de estallar en manos del débil y no estamos acostumbrados. De ahí la dificultad de posicionarse y yo creo que en su momento era un momento muy crítico con el tema de los abusos sexuales, porque había salido un caso, pero hoy día vivimos lo mismo. Esta obra habla del machismo, del abuso de poder que está tan al día, yo creo que más que nunca, se van distanciando más las clases sociales, hay más brecha entre los gremios, entre los grupos y por eso creo que es tan importante ahora, porque habla de una realidad que es el abuso de poder, de cómo todos en una situación o en otra abusamos del poder en mayor o menor medida, en nuestra escala, pero lo hacemos.

Háblenos de su personaje, quién es, cómo es, qué le mueve y cómo se comporta…

Mi personaje es una chica que está entrando en la madurez y para ella es de vital importancia aprobar porque le va en ello el curso y sus estudios en la universidad y le ha costado mucho llegar ahí porque tiene una clase social diferente, para ella es un esfuerzo enorme tener que pagar la universidad y de pronto por una asignatura se ve fuera de la carrera y cuando intenta pelearlo se da cuenta de que al profesor le importa más su ascenso personal que el resto de lo que esté pasando, lo suyo es una nimiedad y lo trata como tal y para ella eso es muy injusto y es un personaje que es muy justiciera, mucho, ella encuentra en la justicia su poder y hace de ello su motivo de vida. Ella en un futuro sería jueza o trabajaría en ayuda humanitaria, defendiendo al débil…

Desde el punto de vista de usted como mujer, ¿el personaje de Fernando es, como lo han calificado alguna vez, misógino?

Creo que es un personaje machista, es un machismo muy peligroso porque es lo que está como aceptado socialmente, es este que no es claro, que no es evidente a simple vista, parece como que se acepta, como que todo vale, que te pueden decir ‘oye, guapa, ven’, ‘qué guapa estás hoy’, ‘hoy estás potente’… y a ti te toca sonreír. Creo que el personaje de Fernando sí que es machista, no quiere decir que sea el motivo de conflicto entre ellos dos, ni mucho menos, pero sí que ella se rebela contra ese abuso de poder que en este caso se lleva por lo sexual, pero también a nivel de trabajo, porque él es profesor y ella una estudiante, a nivel de edad, porque él es mayor que ella, él es hombre y ella es mujer, él es profesor y ella estudiante… Es uno de los temas. Sí creo que es un personaje con tintes misóginos, pero que es sexista, tiene tintes machistas, pero siempre va como al límite de lo que socialmente aparentemente está aceptado, que es la gran aberración del siglo XXI, lo era del XX y del XIX y hoy en día parece como que de pronto se acepta.

Pinter decía que en esta obra los personajes hablaban como cuchillos… La frase más dura que dice su personaje en escena…

Es que cada vez que habla sube el pan (risas). Es muy complicado quedarse con una. Podría ser una en la que ella le dice que él nos alienta para que pensemos por nosotros mismos, que rompamos con el sistema y él es el primero que se agarra al sistema y se aprovecha de él, “usted es un bufón que se burla y se aprovecha del sistema que le paga el alquiler”. Es la doble moral que tiene, con la que juega y que hace que ella explote.

¿Cómo han enfrentado el trabajo con dos personajes con tantas luces y tantas sombras?

Luis Luque ha sabido hacer un baile perfecto porque es un baile que parece inacabado. Durante toda la obra empieza el peso en un personaje y aparentemente van cambiando las tornas y acaban en el otro, aparentemente, y yo creo que se ha afrontado como con mucha honestidad, intentando ser imparcial, intentando no caer en estereotipos porque Luis huye de ellos, de ‘él es el bueno, ella es la mala’, los ha defendido los dos a muerte. Ha sabido encontrar la verdad en cada uno de los personajes y ahí está el conflicto, en que ambos son correctos, en que ambos tienen la razón y ambos se equivocan.

¿Qué implica para un actor llevar a escena un texto de Mamet?

Mucha responsabilidad, pero por otro lado mucho juego porque David Mamet es un genio absoluto. Para mí ha sido una gozada, creo que a mí personalmente me ha obligado a profundizar en una parte de mí que con la que no solemos o con la que yo no suelo conectar y defenderla, esa parte de mí que normalmente coarto o freno o juzgo y no la saco de pronto aquí he tenido que rebuscar, agarrarla y defenderla a capa y espada. A nivel personal ha sido como una terapia (risas).

No sabemos el público, pero ustedes, a nivel personal, con qué reflexión sobre esta obra se van a casa…

Que nos queda mucho por hacer, mucho. A nivel social, en cuanto a feminismo, sexismo, abuso de poder, estamos en pañales absolutos y lo ves cuando se normalizan ciertas cosas que si las analizas dan miedo y que las ves, que analizando esta obra y en el transcurso de los ensayos hemos trabajado mucho con lo que nos pasa de forma real fuera y te das cuenta de que como mujer tienes aceptadas muchas cosas, y como hombre también, eres una víctima de muchos años de machismo que de forma inconsciente salen a la luz en pequeños detalles del día y no sé, me he concienciado mucho sobre este tema, ya lo estaba y de pronto me he dado cuenta de que no, de que no lo estaba tanto como yo pensaba.

Antes de terminar, protagonizan un intenso cara a cara. Díganos algo de su compañero…

Jo, ¿y qué te puedo decir de Fernando? Todo lo que te diga va a ser maravilloso. Es una persona que tiene la misma energía que alguien de 17 años, que tiene ganas de descubrir, de innovar, de trabajar, de comerse el mundo, que no se acomoda, es hiperactivo, no para de tenderte la mano, es generoso, es una persona que está muy pendiente de ti, que pide mucho perdón y da mucho las gracias. Ha sido una gozada. Tengo muchísimas ganas de empezar gira con él, porque como compañero es maravilloso y como persona también y tengo muchas ganas de compartir tiempo. Creo que nos esperan unos meses muy productivos a nivel personal.