Publicado el 31 de Mayo de 2015
Sergio Fernandez, El Monaguillo
Obra: La curva de la felicidad o la crisis de los 40
Soy de los que piensa que hacer reír es la mejor manera de hacer el bien
¡¿Quién dijo que el hombre era el sexo fuerte?! La temida crisis de los 40 les acecha a todos y no perdona, como le pasa a Quino, el protagonista de esta hilarante comedia. Sergio Fernández, más conocido como “El Monaguillo”, nos tiene acostumbrados a su particular humor forjado en el stand up comedy nacional y en espacios de éxito como “El Hormiguero”, “Ilustres ignorantes” o “Me resbala”. Sin embargo, asistimos a su gran estreno como cabeza de cartel en una función teatral. Antonio Vico, Jesús Cisneros y el también director Josu Ormaetxe acompañan en escena a este crack del humor.
¿Qué nos depara esta función?
Muchas risas, situaciones disparatadas, momentos de confusión delirante y un argumento que va creciendo cada minuto que pasa la obra. Si quieres pasar un rato de risas de las de verdad no te tienes que perder la curva de la felicidad, lo vas a agradecer para toda la vida.
¿Cómo es su personaje?
Mi personaje es Quino, una persona entrañable y lo ha abandonado su mujer porque no le daba la marcha que ella quería y le ha puesto de excusa que se está poniendo gordo y se está quedando calvo, aunque la verdad es que ella se ha ido con uno más guapo más alto y con más dinero que él. Ahora se ve en la tesitura de que tiene que vender su casa, esa casa donde viven todos sus recuerdos, y en este momento surgirán unos personajes dispuestos a aprovecharse de Quino que lo está pasando tan mal y además tiene un enorme corazón y es incapaz de decir que no a nadie.
Monaguillo: ¿qué recomendaría usted para combatir la crisis de los 40?
Para combatir cualquier crisis lo mejor es el sentido del humor, reirnos un poquito de nosotros mismos que eso es muy sanote y además alarga la vida.
El mayor acierto de Quino en la función es...
El mayor acierto es no dejar de ser un buen tío, un tío que te lo quieres comer, que te lo llevarías a casa...
¿Y su máximo desastre?
Que, por ser tan buena gente, todo el mundo se quiere aprovechar de él. Es una buenísima persona, un personaje muy tierno que engancha muy rápido con el público desde que comienza la obra.
Una de las escenas más disparatadas se produce cuando…
Cuando mi personaje Quino va perdiendo todo poder de decisión en su vida y se le va llenando la casa de amigos que intentan aprovecharse de él, hasta que llega el último, el psicólogo que interpreta Antonio Vico y ya empieza a ser todo un delirio....cada día que ocurre todo este follón me divierto como un chiquillo en un parque de bolas.
¿Qué le atrajo de este proyecto y qué esperas del mismo?
Pues me atrajo la gran oportunidad de protagonizar una función que ya había sido un éxito, el reto de conseguir que volviera a ser lo que fue abordando el papel protagonista, un gran responsabilidad. Y también me atrajo poder hacer mi primer papel protagonista en una gran obra y con grandes actores, era todo un reto y por otro lado un gran regalo.
¿Por qué nadie debería perderse “La curva de la felicidad” en el Amaya?
Quien no la vea será aunque no lo sepa, un pequeño tanto por ciento menos feliz, es una función que te carga de alegría y de buen rollo....no ha fallado nunca, la gente sale con una sonrisa eterna.
Hace reír a muchísima gente en radio, teatro y TV. ¿Quién desata sus carcajadas como nadie?
Muchos de mis amigos, son mucho mas graciosos que yo y me suelo tirar por el suelo de risa, aunque yo intento estar también a la altura. Con mi compañero y amigo Arturo González-Campos he vivido auténticos momento de delirio extremo tanto profesionalmente como en el día a día, es un tío con mucha gracia el condenao.
Su andadura cómica comenzó en la radio hace casi dos décadas y no ha parado un minuto desde entonces. ¿En qué momento pasó de ser ‘el gracioso de la pandilla’ a cómico profesional?
Justamente estaba ejerciendo de gracioso de grupo cuando me descubrió un profesional de la radio en un bar y me invitó a participar en un programa, allí me quedé de colaborador y después co-presentaba el programa con él, al poco tiempo estábamos haciendo un programa para toda España, y desde ahí hasta la fecha.
Un recuerdo totalmente inolvidable de tu carrera artística:
El día que una señora muy mayor me dijo por la calle: te escucho cada noche y me das la vida, por favor "no te mueras nunca".
¿Qué buen consejo le daría “EL Monaguillo” a Sergio Fernández?
Que se tome la vida con un poco mas de cachondeo porque hay veces que se pasa de responsable y eso no es bueno tampoco.
¿Cuáles son para usted las claves de la felicidad?
El amor, la generosidad, la libertad y mi familia a mi lado.
Algo que le saca de quicio es:
La gente que llega tarde al cine o al teatro, la gente que habla durante una representación y sobre todo, la gente que se aguanta la risa y va de intenso para no perder la cara de guapo o guapa que Dios le ha dado.
¿Un par de vicios confesables?
El gazpacho fresquito y los días que caen en festivo.
Una frase o cita que te encanta:
hay una frase histórica que formaba parte de la promoción del concierto Rock & Ríos de Miguel Ríos del año 82, y la frase era la siguiente: Lo hicieron porque no sabían que era imposible. Es una frase muy motivadora a la que recurro muy a menudo, hay veces que los sueños mas imposibles o los retos más duros se terminan cumpliendo.
Una de sus mayores fantasías:
Poder seguir dedicándome al noble arte de hacer reír durante toda mi vida....por ahora se está haciendo realidad. Soy de los que piensa que hacer reír es la mejor manera de hacer el bien.
Para usted, el teatro es…
Un lugar que me llena de energía, donde siempre he querido estar. Mi relación con el teatro es de total admiración y respeto, creo que todos deberíamos de guardarle ese respeto, cuidarlo y mimarlo para que nunca deje de regalar ese arte sin el que seríamos peores personas.