Como esto va de hazañas, de sus mejores hazañas, cuéntenos una…
El otro día me dijo un señor: “Usted tiene cara de que si le meto una ostia no le llega la ría de Vigo para maniobrar”. Escuchar esto me parece una hazaña, que me suceda y que me lo digan…
Ganar el Goya se antoja una hazaña.
Sinceramente no me parece una hazaña, me parece una muestra de cariño de los compañeros con un componente de ser un ‘suertudo’, de que te acompaña la suerte.
¿Le ha subido el ego o no?
El demonio no existe, es el ego, somos nosotros. Hay que pelear, mantenerlo e intentar razonar con él porque todas las cosas que te cuenta el ego son bastante terroríficas y esta profesión ya es bastante egocéntrica. Hay que aprender a manejarlo. Después de “Lo mejor de lo mejor” podríamos pensar que no hay nada más.
¿Qué busca con “Mis mejores hazañas”?
En este monólogo sigo un poco la línea de los anteriores. Como soy egocéntrico, hay que reírse del ego, de uno mismo, de lo que yo pensaba que iba a suceder y de lo que sucedió. Son anécdotas, busco que la gente se ría conmigo un poquito más. Entretener poniéndome en ridículo que es muy divertido.
¿Por qué un formato de monólogo?
Es un formato que antes de la primera vez que lo haces es bastante pavoroso, rozaba el pánico. Una vez empiezas es una maletita muy fácil de llevar, muy agradable, que tiene unas cosas preciosas dentro, que no necesitas nada. En estos tiempos de crisis es un formato que solo necesita la terraza de un bar y hablar. Me gusta, me conecta, me divierte. Voy a votar a favor del monólogo en las siguientes elecciones (risas).
El espectáculo llega a un Madrid revuelto y a un teatro que ha hecho una gran apuesta por la cultura segura…
Soy un actor que eventualmente hace monólogos en Galicia y me impresiona un poco ir a Madrid. Estoy encantado de que el Teatro Soho tenga la deferencia de acogerme. Y mucho ánimo para las salas, para la gente que apuesta por la cultura, que nos da cobijo a los actores y las actrices porque es encomiable, hay que aguantar este chaparrón y allí donde me llamen intentaré estar y hacer que la gente disfrute.
¿Cómo se trabaja en esta llamada ‘nueva normalidad’?
Se trabaja con más humildad, con más ganas, incluso te puedes llegar a sentir en algún momento un poco necesario, porque estamos todos un poco tristes, descolocados, desconcertados, acojonados… Y los actores tenemos que estar ahí para intentar entretener mucho, para intentar que la gente desconecte un poquito de esta anormalidad que es la ‘nueva normalidad’.
Comenzó de tramoyista porque le daba vergüenza presentarse a los castings. Menos mal que pudo más el veneno del oficio…
Empecé como tramoyista, en realidad, empecé en el teatro aficionado. Un día lo dejé todo y como todos los gallegos me fui a la emigración. Me fui a vivir dos años a Nueva York y lo único que aprendí fue a llamar por teléfono, a buscarme la vida, a espabilar. Volví en el año 91, yo quería ser actor y llamé por teléfono a un director para que me hiciera una prueba y me cogió para un espectáculo de teatro y ahí empecé. Me mantuve y tuve suerte.
Debe ser satisfactorio construir secundarios de esos que se quedan en la retina del espectador… ¿Echa de menos un protagonista?
Cada uno tiene que saber el sitio en el que está y disfrutarlo. Yo soy un actor secundario y estoy feliz. Tiene numerosas ventajas, no tienes todo el peso de la responsabilidad, te dejan volar más porque directores y productores están centrados en el protagonista y ves trabajar a los grandes. Yo tuve mis momentos de gloria con gente como Tosar, Eduard Fernández, Antonio de la Torre… Tuve una escenita una vez con el grandísimo Javier Bardem… Trabajas con Nathalie Poza, Candela Peña… Es un lujo esta profesión porque vuelves a ser un niño, te diviertes. Me tocó la lotería de ser un secundario que va trabajando y no tengo ningún interés en hacer un protagonista.
Vamos a conocerle un poco más…
¿Quién es Luis Zahera?
Es un gallego más, sin más.
Admira a…
No soy mucho de admirar, pero admiro a mi mamá, con sus cinco hijos y el tiempo que le tocó vivir y ser mujer en este país. Únicamente admiro a mi mamá, el resto me parecéis todos bastante normales (risas).
Fuera del escenario le hace feliz…
Cualquier cosa, dar un paseo por la isla de Arosa, hacer deporte, leer cualquier libro de Stefan Zweig, responder entrevistas… Soy bastante ingenuo, bastante infantil, me hace feliz cualquier cosa.
La última obra de teatro que ha visto…
“Hermanas” con la grandísima Bárbara Lennie e Irene Escolar.
Y está deseando ver…
“Lehman” de Peris-Mencheta, que todavía no la vi. Lo siguiente de Peris-Mencheta, cualquier cosa que dirija Peris-Mencheta.